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domingo, 27 de abril de 2008

VIII

El Aston Martin se iba alejando silenciosamente en dirección al duplex de Álex, escrutado antentamente por los ojos de Shadow. Cuando finalmente dejó de advertirlo, se dió la vuelta.

El metodo de transporte común de Shadow no era ningún vehículo, le encantaba saltar de azotea en azotea a grán velocidad, recordó la noche en que le enseñó a Álex como hacerlo sin perder tiempo en caidas, sino en un recorrido continuo, veloz, inalterado y sobre todo: Reconfortante. Ella dijo que no le acababa de convencer, pero Shadow lo consideraba como una de aquellas cosas a las que no renunciaría, se sentía bien, se sentía libre.

Mientras superaba un salto especialmente largo que terminaría en la azotea del edificio general de Requiem, se preguntó porqué se molestaba en velar tanto por la seguridad de Álex, si nadie sabía siquiera que ella era la lider de la organización, ¿Que problema podría tener en una noche tan tranquila? En todo caso sería él mismo, o mas bien su alter ego, Cross Valantine quien debería tener a alguien cuidando sus espaldas. La simple idea de ello hizo que no pudiera contenter una carcajada mientras abría la puerta de la azotea y comenzaba a descender las escaleras hasta el subsuelo, o como lo llamaba comunmente: Su habitación.

Se arrepintió de no haber ido a su refugio personal nada mas entró en su habitación, esta nunca resultaría tan acogedora como el viejo apartamento situado en el sector Beta, donde Shadow guardaba, además de un grán número de útiles herramientas de combate, su ataúd y su reserva de hemoglobina, que aunque no era aún necesario siempre era un placer descansar en el antes de una batalla con un refuerzo a la vitae. En el subsuelo de Requiem no guardaba mas que sus armas, su ropa y algunas tonterías secundarias, como distintos tipos de munición, un par de libros de rituales sanguíneos por si su memoria se ofuscaba y unos cuantos recuerdos de su hermano... Donde cojones estaría en ese momento ese estúpido, demasiado inocente para enfrentarse a su futuro, y demasiado cobarde para hacerlo con su pasado.

Sonrió al ver que su nuevo traje habia llegado al fín, la gabardina de cuero era muy util, pero claramente inestética, aunque conociendose a si mismo estaba seguro que la echaría de menos en cuanto hubiera pasado una semana. Recordó cuando aquel diseñador le había tomado las medidas, Shadow lo atormentó de tal manera que Álex tuvo que reprocharle, puesto que practicamente tuvo que llenar el bloc de notas con las múltiples y excéntricas sugerencias y exigencias del vampiro, y además parecía que cada 5 sugerencias el traje que deseaba cambiaba totalmente, con lo cual habia que borrar otras... Pero finalmente, al presentarle el boceto de su traje con temor, Shadow había quedado complacido. Este estaba hecho de algun tipo de material elástico que se adaptaba perfectamente a su cuerpo, no hacía falta decir que era totalmente negro, a excepción de algunas decoraciones plateadas y unos cuantos enganches de acero. Los pantalones poseían en total ocho bolsillos: Dos frontales, dos traseros, dos en los laterales a la altura superior a la rodilla y dos traseros en la tobillera. Las dos perneras estaban unidas mediante dos correas que colgaban entre sus piernas, lo cual, aunque impedía ligeramente su movimiento total, aseguraba una mayor resistencia elástica a cualquier golpe, además de una mayor tensión de impacto. La parte de arriba del traje no era nada mas que un armazón elastico con textura similar al cuero con innumerables enganches, bolsillos ocultos y depósitos, su largo cabello tapaba el cuello del traje, en cuyos broches podían advertirse sendas "S" inscritas.

Tras vestirse y mostrarse agradado con la movilidad, recogió todas las armas que iba a llevar a la misión: Sus Magnum, sus guantes de filo, munición distribuida en cargadores a lo largo del cinturón, cápsulas de sangre, balas explosivas, balas de plata, dos hojas arrancadas del manuscrito de los Trémere, sus gafas de sol y una pequeña bola de cristal que emitía un ligero brillo blanco, aunque se apagaba poco a poco, esto último inquietó ligeramente a Shadow.

Una vez preparado, salió de su habitación, subió las escaleras y se dirigió al despacho de Álex, aun faltaba mas de media hora para que se encontraran todos ahí, pero etaba seguro de que habría alguien ya con el cual entablar una "agradable" conversación.

Relato originalmente escrito por Mephisto.

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