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domingo, 27 de abril de 2008

XIV

Shadow se quitó las gafas de sol, meramente estéticas por supuesto, para poder observar mejor a la colosal criatura que se alzaba ante el y sus compañeros. Era realmente horrendo, parecía mentira el punto hasta el cual un ser humano podia llegar a mortificarse para alcanzar mas poder. De todas maneras, no era mas que simple manipulación genética, nada excesivamente peligroso, pero si algo peliagudo. Echó una rapida mirada a sus compañeros de batalla, analizando mentalmente sus cualidades y posibilidades.

- ¿Algun voluntario para enzarzarse en cuerpo a cuerpo? - Preguntó conociendo perfectamente la respuesta: un prolongado silencio. Nuca era demasiado valioso con las armas de fuego como para hacerle entablar combate a corta distancia, y Albel no se caracterizaba precisamente por sus aptitudes de combate corporal o con armas, lo suyo era mas bien... Quemar, abrasar, achicharrar y en definitiva arrasar con todo lo que su piroquinesis le permitiera. Shadow bajó la cabeza mientras depositaba sus Magnum en los bolsillos laterales y se colocaba pacientemente sus guantes de filo. Estas pequeñas joyas eran el arma predilecta del vampiro, no se trataban sino de unos vulgares guantes de cuero, pero en el lado exterior de cada uno estaban situados sendas cuchillas de cinco centímetros de longitud. Lo incomodo de este sistema es que Shadow no podía cerrar completamente el puño, pero a base de años de práctica intensiva, beneficiada por la rapidez de movimientos que le proporcionaban las armas en cuestión, había desarrollado un estilo de combate realmente destructivo y, ademas, sumamente elegante.

Nuca y Albel se miraron algo tensos, la mole de carne imponía lo suficiente como para preferir que fuera el vampiro quien estuviera al alcance de sus garras, pero no por ello su labor era menos decisiva. Shadow no podía provocar grandes daños a la criatura con su arma, pero si un gran dolor, lo cual captaría su atención y entonces ellos abatirían a la bestia. Clara estrategia de acoso y derribo, Álex también apoyaría de fondo con sus Desert Eagle, habia que tranquilizarse todo estaba bajo control... Siempre que todos cumplieran bien su trabajo.

Shadow terminó de ponerse los guantes y dió dos pasos adelante, separó las piernas hasta el punto en que las correas que las unian estaban totalmente tirantes, extendió los brazos en forma de cruz y mantuvo la cabeza gacha unos tres segundos, mientras murmuraba:

- Rego vitae ignis, teeritis sicut Deus

Acto seguido alzó la cabeza, y Shadow desapareció a ojos de Albel y Álex, pero no de Nuca, su privilegiada vista pudo atisbar como Shadow se movia a una velocidad que pocas veces habia percibido hacia el mutado Hate Morrigan. El cual ni siquiera llegó a sentir el corte que Shadow le hizo en la espalda hasta medio segundo después, un chorro de sangre negra fué esparcido por el suelo del sector Omega mientras su propietario exclamaba un grito de dolor. Todo había empezado, y los miembros de los Black se coordinaron a una velocidad asombrosa.

Shadow habia potenciado su sangre mediante un antiguo ritual, lo cual le habia permitido un primer golpe absolutamente imperceptible, pero su oponente no era cualquier cosa. Una vez con sus capacidades normales tenía que hacer un verdadero esfuerzo para evitar la avalancha de golpes, zarpazos y mordiscos que aquel ser descargaba sobre el con celeridad, finalmente fue arañado en la cara por un zarpazo que no pudo esquivar del todo, tiñiendo de sangre roja su mejilla derecha: Aquella monstruosidad no solo tenía una fuerza descomunal, era realmente rápida.

Pero Nuca y Albel no desaprovecharon el tiempo que Shadow les había cedido, una ráfaga de disparos penetró en el dorsal del deformado cuerpo de Hate Morrigan mientras el joven cazademonios pronunciaba cada vez que apretaba el gatillo un solemne "Amén". La ultima bala del cargador atravesó más que carne, a juzgar por el bestial crujido que produjo al chocar contra una de las vertebras del mutado científico. Nuca no pudo evitar contener una sonrisa mientras recargaba, los tribales de su cuerpo brillaban a la pálida luz de la luna, y se sumaban al resplandor que producía el espectaculo al que Albel habia dado comienzo: Tres proyectiles igneos del tamaño de pelotas de baloncesto impactaron en el costado del desdichado mutante Morrigan, que tuvo que cesar su arremetida de golpes contra Shadow para llevar sus multiples manos a las distintas heridas de su cuerpo, aullando de dolor. Shadow tampoco desperdició esta ocasión que sus compañeros le brindaban, volviendo a moverse a una velocidad muy superior a la normal, proyectando sobre el estómago de la masa dos, cuatro, ocho, doce.... y hasta ventiseís cortes superficiales pudo contar el vampiro antes de que Hate Morrigan se echara hacia atrás, como un perro asustado.

Pero los recursos de esa mole de carne no habian terminado, con un desgarrador grito sus heridas empezaron a regenerarse a un ritmo espectacular. La hemoglobina se producía nuevamente por lo que Álex reaccionó con sendos disparos de sus Desert Eagle al cerebelo del mutante, el cual, incapaz de regenerarlo, se derrumbó finalmente con un estruondoso golpe contra el pavimento de la acera, dejando un charco de sangre negra con algún que otro fragmento de craneo que se deslizaba poco a poco hacia una alcantarilla cercana.
Hubo un suspiro generál y una caracjada de alivio en particular, Álex se aproximó al deformado cuerpo del hermano comprobando que realmente estaba muerto. Tras verificarlo, hizo una señal al grupo.

- Primer saco de basura purgado, ¿Pero donde estará el segundo? - Preguntó oteando los extremos de la calle, sin encontrar ninguna figura.

Los tres miembros de Requiem otearon los alrededores también, nada, ni un simple indicio del otro hermano, pero Nuca tenía un mal presentimiento... Algo que no terminaba de agradarle en las cercanías. Mientras empezaban a movilizarse hacia el incendiado local agarró su rosario y cerró los ojos, tratando de percibir porque su alma estaba inquieta.

Abrió los ojos subitamente.

- ¡Álex! ¡Detrás! - Exclamó sin nisiquiera mirar hacia aquella dirección.

Álex se quedó paralizada durante apenas unas milésimas de segundo, hasta que finalmente logró reaccionar, aun sabiendo que era demasiado tarde se giró para observar el peligro del que Nuca le avisaba. Un ruido realmente desagradable rasgó el aire, a la vez que el pavimento se teñía de un reguero escarlata.

Lo que Álex vió acabó de paralizarla, detrás suyo no encontró sino las desiguales pupilas de Shadow, mucho mas abiertas de lo normal, y un reguero de sangre goteándole por la comisura de los labios. El vampiro mantenía una sonrisa aún estando atravesado de lado a lado a la altura del pecho por una especie de cuchillo alargado que habia sido proyectado por...

- Habeis matado a mi hermano... ¡Putas ratas capitalistas!

El cuerpo de Guns Morrigan surgía de la masa que habían derribado hace apenas unos minutos, Álex ató cabos en una fracción de segundo: La descomunal envergadura de la mole mutante era debida al hecho de que no era uno de los dos hermanos... ¡Eran los dos! Habian mutado de tal forma su cuerpo que habian conseguido dusionarse en una sola criatura... Y tras derrotarla, tan solo el menor de los hermanos habia muerto, el otra se encontraba en perfectas condiciones, y con un ansia de venganza que se podía palpar en el ambiente.

Shadow balbuceó:

- No... se está seguro... hasta volver a casa... estúpida. - Seguido de eso su cuerpo se derrumbó, pero no llegó a tocar el suelo, Albel había conseguido llegar hasta ahí antes de ello y estaba sujetando el cuerpo inerte del vampiro: Había quedado en letargo, lo que significaba que no volvería a abrir los ojos hasta haber reposado al menos una semana en su ataúd particular. Álex seguía sin reaccionar, las crueles palabras de su guardaespaldas seguían resonando en su cabeza. Y la visión de su cuerpo desplomandose no contribuyó a que se sintiera mejor. Tras dos segundos mas de incertidumbre, decidió que aparcaría sus sentimientos hasta que ese maldito bastardo que tenía a apenas diez metros durmiera bajo tierra.

- Nuca... Albel... Masacradlo.

Relato originalmente escrito por Mephisto.

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