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domingo, 27 de abril de 2008

XII

Aproximadamente 20 minutos después Shadow descendía del edificio para reunirse con el grupo. Estaban ya dentro de las colosales murallas que cercaban el sector Omega, barreras de hormigón reforzadas con placas y tubos de acero para evitar que se viniesen abajo o se perforasen. Encontró a Álex, Nuca y Albel en el principio de un callejón poco iluminado.

- Bien, ya estamos todos. Poneos esto – Álex abrió una pequeña caja donde se encontraban unos minúsculos aparatos que parecían encajar en las orejas de cada uno. La joven mestiza engalanaba unos vaqueros claros y una elegante camiseta blanca de escote sugerente. A su lado Nuca también iba vestido informalmente con unos vaqueros oscuros y un jersey negro de cuello vuelto que hacía parecerle más pálido aún – Así nos organizaremos mejor.

Los tres halagaron la mano y se pusieron el auricular.

- ¿Alguna duda? – Nadie dijo nada. El de esta noche era otro trabajo fácil que no tardarían mucho en llevar a cabo. Shadow vigilaría todo desde arriba, desde los tejados, entre tanto Albel esperaría fuera con el transporte para marcharse rápidamente y no pasar más tiempo del necesario allí, al mismo tiempo que Nuca y Álex se adentraban en la tasca para poder acercarse lo más posible a los hermanos Morrigan y eliminarlos fácilmente. Ante la silenciosa negación de los tres hombres que estaban ante ella, Álex buscó la Mano de Nuca y la entrelazó con la suya y, por un momento, le pareció ver algo en la mirada de Shadow. – Entonces vamos.

Nuca y Álex salieron del callejón. Había bastante gente por la calle, de echo, el sector Omega era el más poblado de toda la ciudad de Nexus. Aún que su nivel de vida era bastante inferior. Su población estaba compuesta en mayor parte de escoria, así denominada por la Iglesia y por el gobierno, se trataban de seres o personas con habilidades fuera de los patrones normales que habían enzulado allí para que no diesen demasiados problemas y tenerlos controlados por miedo a una rebelión que pudiese acabar con la opresión de Arles Schulz. Cuando se encontraron frente a la puerta de la tasca, donde los últimos informes situaban a los Morrigan, Álex paró un momento.

- ¿Me escucháis todos? - dijo poniéndose la mano sobre su oreja derecha – ¿Albel?

- Perfectamente

- ¿Shadow?

- Te escucho bien, milady


Le dirigió una mirada a Nuca y este asintió en silencio. Al abrir la puerta del bar, llegó a sus narices un olor mezcla de sudor y alcohol, bastante nauseabundo. Había una gran congregación de gente, así que tuvieron que abrirse paso hasta la barra, lo cual no supuso ningún problema debido a la imponencia de Nuca. Álex tuvo que asomarse para llamar al camarero, un hombre maduro que tenía toda la pinta de llevar años trabajando allí, en el N-63



- ¿Qué van a tomar?- Su tono de voz se vio obligado a elevarse para que la joven pudiera oírla

- A mi me pones una caña – miró a Nuca, su rostro no reflejaba absolutamente nada – y a él le pones otra.
Después de coger el billete el camarero se marchó a atender la petición que le acaban de formular.


- Deberías tratar de relajarte, no todos los días puedes estar en un bar de mala muerte tomándote unas cañas con tu jefe.

- Estamos trabajando – parecía su única respuesta. Nuca era un enviado de la Iglesia para colaborar con Réquiem. En un principio ni a Álex ni a Shadow les había echo demasiada gracia tener que admitirlo, pero no podían defraudar a la Iglesia si querían que todo saliese bien. Con el paso del tiempo Álex se fue acostumbrando a la presencia de Nuca, pero aún así seguía siendo distante pero muy seguro de si mismo, ahora sólo era Shadow el descontento.- No creo que sea un buen momento.

- ¡Oh, Vamos! – Respondió alargando las palabras. En esos momentos, el dueño del bar volvía con dos jarras que traían una suculenta cerveza – olvida por un momento a la Iglesia y sus lecciones estrictas. Si queremos pasar inadvertidos tenemos que aparentar que nos lo pasamos bien, y no estar con cara de estirado.

- Me da que no lo consigues, jefa – Era la voz de Albel

- ¿Apostamos? – justo en ese momento Nuca levantaba el brazo para coger su caña, cuando Álex observó que en su muñeca aún seguía colgando un sagrario – Esconde eso, no quiero que me estropees los pocos momentos de diversión que pueda tener sin ser la Secretaría Ivanov.

Había pronunciado aquellas palabras muy alto, algunos de los de alrededor giraron la cabeza para mirarlos mejor, pero no dieron importancia al asunto. Segundos después todo estaba como si nada.


- Procura ser más prudente – Le dijo el albino con una sonrisa. Nunca tenía que reconocer que a pesar de ser una superior, cosa que en su momento le había contrariado un poco, Álex era una joven extrovertida que podía amenizar con facilidad hasta los momentos de trabajo.

- Entonces vamos a divertirnos – Bebió lo que le quedaba de cerveza de un trago y aferró la mano de Nuca y tiró de el hacía el tumulto.

- Siento cortaros la diversión- Esta vez era la voz de Shadow- Los Morrigan acaban de entrar.

Relato originalmente escrito por Haraz.

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