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domingo, 27 de abril de 2008

XIX

22:00

Isaac, dada su profesión relacionada con experimentos, creía haber visto de todo, pero aquel momento le demostró que aun había cosas sorprendentes en el mundo: hacía cinco minutos estaba revisando las constantes vitales de Shadow, en la delgada linea roja entre le vida y la muerte... y ahora mismo el vampiro estaba sentado sobre la camilla como si acabara de despertarse de una siesta.

- Isaac, ¿dónde está Álex?...

Aun levantado, Shadow denotaba signos de debilidad, cosa obvia después de las heridas recibidas en el sector Omega, pero milagrosa dado su estado previo.

- No... no lo sé, la verdad...
- Isaac, me estás mintiendo. - el rostro de Shadow adquirió una expresión de violencia poco frecuente en él. - Contesta mi pregunta.
- D... de... de verdad que no...
- Bah, no te sacaré nada por insistir...

De un solo tirón consiguió arrancar los electrodos de su pecho, se levantó de la camilla y subió hacia el exterior. A Isaac le gustaba tener su laboratorio alejado de todo el mundo para disfrutar de más libertad y porque sabía que allí su palabra era la ley... pero su ley quedó por los suelos a través del shock. Rápidamente agarró el teléfono para avisar a Álex.

- Menos mal que no ha leido su informe... - pensó mientras cogía la carpeta con su historial, justo al lado de la camilla.

"El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura..."

- Mierda.

Shadow, por alguna razón, tenía en mente buscar a Álex a cualquier precio, y dado que sus métodos no son precisamente sutiles, y que su olfato era más agudo que el de cualquier humano, lo mejor era avisarla. El número más cercano de su móvil era el de Albel. En fin, qué remedio...

22:05

El piso de Albel no era precisamente el palacio de Buckingham, pero mientras tuviera un techo, la nevera llena y una estantería llena de manga él era feliz. Estaba en su sofá leyendo un tomo cuando el móvil sonó. ¿Isaac? ¿Qué querría a estas horas?

- ¿Sí?
- Albel, ¿dónde estás?
- En mi casa, ¿por?
- Nuca creo que sabe dónde está Álex, podría tener un problema.
- Define "problema".
- Shadow se acaba de despertar, y no de muy buen humor.
- No hace falta que sigas, me pongo ahora mismo en camino.
- Más os vale ser más rápido que Shadow; su estabilidad mental ahora mismo deja mucho que desear.
- Vale, me voy, adios.

Shadow en su humor normal infundía respeto, así que si Isaac no exageraba tal vez la cosa sea bastante seria. Menos mal que el número de Nuca estaba a mano y que Requiem proporcionaba transporte y armamento, lo mejor para probar un par de cosillas que llevaba días probando...

21:38

El móvil de Nuca sonó. Aun estaba en el edificio de Requiem mirando por la ventana, su pasatiempo favorito. Tal vez por adicción al trabajo o por las estupendas vistas que ofrecía el edificio, pero le gustaba estar allí hasta tarde con la mirada perdida, llueva, nieve o haga sol.

- Dime - dijo sin mirar quién era.
- Nuca, acabo de hablar con Isaac, Shadow está despierto. - dijo Albel apresurado.
- ¿Y...?
- Se acaba de levantar por su propio pie y se fue a buscar a Álex.
- Mierda...
- Isaac me ha dicho que tú sabes dónde puede estar.
- Sí, está en LeChateau, un restaurante francés que hay en el centro. No está muy lejos.
- Vamos a buscarla y sacarla de allí. Por lo menos cuando llegue Shadow más nos vale que ella esté acompañada.
- De acuerdo. Ven a buscarme a la oficina, sé dónde es. Cambio y corto.

La moto recién adquirida por Albel le permitiría llegar más rápido que la velocidad máxima de Shadow corriendo. Nuca bajó por el ascensor con tranquilidad, pero sin poder disimular la preocupación que tenía por Álex.
Por alguna razón, en vez de bajar a la planta baja, su instinto le obligó a pulsar la segunda planta y bajar el resto a pie. Efectivamente, cuando estaba en la entreplanta de la primera y la baja, vio una figura pálida con el torso desnudo ir hacia la puerta principal. Era Shadow sin duda. Sigilosamente, su fue por la puerta trasera de la planta baja, sacó su móvil y le dio tres toques a Albel.
Había captado el mensaje: ese código de tonos era para que fuera a la parte trasera, justo donde estaba esperando. El rugido del motor de la Yamaha era la seña de su posición.

- Puntual como un reloj. - dijo Nuca.
- ¿Te he dicho que me encanta la moto?
- Con un mes ya tiene más trote que cualquiera de carreras.
- En fin, copiloto, sujétate y guía.

22:15

Álex estaba indecisa: golpearle con una silla en la cabeza al Ministro o directamente meterle un cargador entre ceja y ceja. Entre los continuos intentos de sacarle información sobre Cross y las continuas insinuaciones que le estaba lanzando, el señor Ministro resultó ser más pedante de lo que ella pensaba. Afortunadamente ella era una actriz de primera y respondía a todos los comentarios con una sonrisa.

El menú exquisito: raviolis con langostino y pescado, ese día besugo. Vino reserva de 15 años, y al final de la cena sorbete de limón.

- ... como le iba diciendo, señorita Ivanov, el consejo de cardenales de la Iglesia está bastante descontento con los métodos de Requiem. El incidente con los hermanos Morrigan nos ha dejado a todos en bastante mal lugar ante el pueblo.
- Sí, el señor Valentine me ha informado de todo lo ocurrido. Pero debe entender que nuestros hombres sólo actuaron protegiendo su propia integridad.
- Lo entiendo, pero sus hombres deben pensar en mantener una imagen. Los suburbios han sido el foco de muchas revoluciones en todo Nexus desde antes de que naciera - obviamente, desconocía la naturaleza vampírica de Álex. Le costó disimular la risa y todo.
- Lo sé, señor, y tengo constancia de que han sido reprendidos por su actitud. No volverá a pasar, señor.
- Mmmmmm... en fin, si una chica tan atractiva como usted me lo asegura, me fiaré de su palabra.

¿20? ¿Tal vez 30 veces? En fin, decidió no echar cuenta de los piropos que había recibido en toda la noche; no todos los días podías cenar en uno de los restaurantes más lujosos de Nexus y encima invitada. Ventajas del "cargo de secretaria".

No pasaron ni 5 minutos de aquella conversación cuando se quedó blanca al mirar a la entrada: el encargado de la puerta se había sobresaltado por algo: dos individuos estaban encarándose con él, individuos sospechosamente familiares para Álex...

- Perdonen, señores, no puede entrar sin reserva.
- No queremos cenar, sólo queremos entrar.
- Le digo que no pueden... ¡Mon Dieu!

Uno de ellos sacó una pistola apuntándole al estómago con una pistola mientras el otro hacía señas en dirección a la mesa de Álex.

- ¿Los conoce, señorita Ivanov?
- Aahh... sí... es... ¡mi primo!
- ¿Su primo? Pues no se parece mucho a usted.
- Normal, es mi primo tonto del pueblo... ire a hablar con él...

Con notable cara de indignación, se levantó de la silla en medio del postre y fue a la entrada. Más le valían a esos dos tener una buena razón para interrumpirla, porque el sorbete estaba buenísimo.

- Venid. - dijo de forma tajante pasando entre Nuca y Albel.

Sin articular protesta, se alejaron del restaurante hacia la moto de Albel.

- Tenéis diez segundos para decirme qué demonios hacéis aquí antes de meteros un tiro a cada uno.
- Isaac dice que Shadow se ha despertado. - dijo Albel apurado.
- ¿Cómo?
- Sí, yo le ví saliendo del edificio de Requiem por la puerta principal. Parecía mareado, pero en cuanto recupere el equilibrio lo tendremos pisándonos los talones.

La cara de Álex se transformó: del tremendo enfado pasó a la palidez más absoluta...

Relato originalmente escrito por Saga.

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